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14 julio, 2016La Artritis Reumatoide es una enfermedad crónica, inflamatoria y sistemática. Es autoinmune y cursa por brotes. La Terapia Ocupacional ayuda a la funcionalidad de las articulaciones afectadas.
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¿Qué es la artritis reumatoide?
La artritis reumatoide es una enfermedad en la que el sistema inmunológico del cuerpo ataca sus propios tejidos sanos. Este ataque generalmente tiene lugar en la membrana sinovial o el revestimiento de las articulaciones de los pies y las manos de forma simétrica. Esto provoca dolor, tumefacción, molestias y pérdida de función en las articulaciones.
Terapia Ocupacional para tratar la Artritis Reumatoide
Aliviar los síntomas, recuperar las limitaciones y evitar el deterioro articular es parte fundamental del trabajo de la Terapia Ocupacional que facilita y el desempeño de las personas con esta enfermedad. El terapeuta ocupacional adapta la sesión a las necesidades específicas de cada persona que sufre este tipo de artritis. Por ejemplo, propone ejercicios para trabajar la pérdida de fuerza en las manos de una forma segura y con el menor impacto en las articulaciones.
Los pacientes con enfermedades reumáticas pueden en las sesiones de Terapia Ocupacional lograr un mejor desempeño de las actividades diarias que están deterioradas. La terapia mejora así su calidad de vida al recuperar habilidades para su mayor independencia.
Los objetivos que se busca el terapeuta en casos de Artritis Reumatoide son:
- Mantener y mejorar la función articular y muscular en cada fase de la enfermedad.
- Mantener e incrementar la independencia en las actividades de la vida diaria básicas (alimentación, aseo…) e instrumentales.
- Prevenir la evolución del daño estructural y deformidades.
- Aliviar el dolor y la inflamación
- Ayudar a sobrellevar los brotes y readaptarse al nuevo estado funcional
- Proveer a la persona de rutinas adecuadas de descanso y control del estrés para controlar la sintomatología.
Además, las intervenciones para lograr estos objetivos dependen de la fase de la enfermedad así como de las deformidades concretas. De manera general podemos mencionar: Técnicas de conservación de energía, ejercicios de fortalecimiento y potenciación muscular, ejercicios terapéuticos de estiramiento, alineación articular, ferulización, control del dolor, adaptación del entorno y educación en las técnicas de protección articular.